Los Huayra

Soy el fruto de tu voz,
El agreste de este suelo eterno,
Una huella que dejo,
La memoria de mi pueblo,
De este aire una canción,
Que se mece por el tiempo agitando su color,
Infinito por el viento.

Soy el hijo que nació,
De tu luz siempre materna,
La que espanta mi dolor,
El dolor de nuestra tierra,
Esa luz que me marco con el sol y las estrellas,
El camino donde iré,
Alejando mis tristezas.

Soy la vida que vendrá,
Olvidando toda guerra,
La esperada libertad,
Caminando por mis venas,
Toda fuerza todo amor,
Que dominas mis ideas,
La esperanza y el calor,
Que sostiene tu belleza.

De la luna al sol,
De la tierra al mar,
Voy por mi lugar,
América, América

En el cuero de un tambor,
Va callándose el silencio,
Y en el aire de tu voz,
La pobreza y el invierno,
Y respondes con canción,
Al castigo más severo,
Y devuelves con amor,
En los niños y en los viejos.

Y estarás en el lugar,
Donde un desaparecido,
Algún día volverá,
Con su madre con sus hijos,
Sin la angustia en su mirar,
Sin sus sueños escondidos donde la memoria va,
Respirando tus latidos.

Y aunque el río del dolor,
Ha querido doblegarte,
Con tu inmensa integridad,
Yo te he visto levantarte,
Porque se que siempre vas,
Con la paz en tu mirada,
Porque solo en tu voz,
Mi canción tiene esperanza.

De la luna al sol,
De la tierra al mar,
Voy por mi lugar,
América, América