Gustavo Cordera

Me voy para el bailongo, hoy yo me tengo fe,
volveré a hacer quilombo, como lo hice ayer.
Me pedían documentos cuando era menor,
y ahora me miran raro porque soy muy mayor.

Ya, con algunos tragos, me dio por encarar,
me contestó, sonriendo, “sos como mi papá”.
Sigo para adelante o vuelvo para atrás,
si es de dios el regalo, no lo voy a rechazar.

Yo me muero, muero por esa nena,
muero por esa nena que me envenena.
Yo me muero, muero por esa nena,
muero por esa nena que me envenena.

Oye, pana, ya tú sabes,
la gente es mi gente...
¡Música!

Esto da para largo y yo me tengo que ir,
se encerró en el baño y yo lo quiero abrir.
Pucha, que esta cumbia puede no tener fin,
si no puedo a pulmón, sigo con “Ayudín”.

Yo me muero, muero por esa nena,
muero por esa nena que me envenena.
Muero, muero por esa nena,
muero por esa nena que me envenena.

Mi cabeza está diciendo “no vayas a entrar”,
y mi corazón salvaje no quiere escuchar.
Voy a entrar, voy a entrar...

Y el portero dice no, con bacteria no,
con bacteria no, con bacteria no.
El portero dice no, con bacteria no,
con bacteria no, con bacteria.

Muero, muero por esa nena,
muero por esa nena que me envenena.
Muero, muero por esa nena,
muero por esa nena que me envenena.

Yo me muero, por bacteria muero,
por bacteria muero, por bacteria muero.
Me muero, por bacteria muero,
por bacteria muero, si me envenena.