La Beriso

Dame, nena, un lugar
en la cama donde estás.
No me digas qué hora es,
quiero hacerlo otra vez.

Date vuelta para ver,
hoy te puedo convencer… O no.

Buena casa, no está mal,
y las joyas, ¿Dónde están?
No me digas qué hora es,
quiero hacerlo otra vez.

Date vuelta para ver,
hoy te puedo convencer… O no.

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Vino una tormenta y ni la casa me dejó,
y en los escombros no quedaban los recuerdos de tu amor.
Una noche no hace mal, dijiste, cuando te inyectabas
las promesas que esa noche la lluvia se llevó.

Siempre fui creyente, creo en Dios, creía en la gente
y en mi perro, que un día la mano me mordió.
En la calle, la mirada es tan indiferente,
ya no creo en la gente, sólo creo en mi Dios.

Miro al cielo y sigue siendo cielo
y esta tierra quema, quema como el infierno.

Ayer, cuando crecimos, todo era tan distinto,
todo era un paraíso, ¿Qué fue lo que pasó?
La pregunta de mi vida siempre es la misma:
¿Quién fue el hijo de puta que la vida nos compró?

Miro al cielo y sigue siendo cielo
y esta tierra quema, quema como el infierno.

Miro al cielo y sigue siendo cielo
y esta tierra quema, quema como el infierno.