Artista

Serrat y Sabina

EL SÍMBOLO Y EL CUATE (CD+DVD)

2014

5 CANTARES/Y NOS DIERON LAS DIEZ

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»

golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»

golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar,
cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»

golpe a golpe, verso a verso.

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Fue en un pueblo con mar
una noche después de un concierto.
Tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto...
- Cántame una canción al oído y te pongo un cubata
- Con una condición:
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata...
Loco por conocer los secretos de tu dormitorio,
esa noche canté al piano del amanecer todo mi repertorio.
Los clientes del bar, uno a uno, se fueron marchando.
Tú saliste a cerrar, yo me dije:
"cuidado, chaval, te estás enamorando".
Luego todo pasó, de repente,
tu dedo en mi espalda dibujó un corazón
y mi mano le correspondió debajo de tu falda...
Caminito al hostal nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar, yo quería dormir contigo
y tú no querías dormir sola...
Y nos dieron las diez y las once,
las doce y la una, y las dos y las tres,
y desnudos al anochecer nos encontró la luna...
Nos dijimos: "adiós, ojalá que volvamos a vernos".
El verano acabó,
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
y a tu pueblo el azar otra vez el verano siguiente
me llevó y al final del concierto me puse a buscar
tu cara entre la gente...
Y no hallé quien de ti me dijera ni media palabra,
parecía como si
me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás de la barra del otro verano,
y en lugar de tu bar
me encontré una sucursal del banco Hispano-Americano.
Tu memoria vengué a pedradas contra los cristales.
"Sé que no lo soñé",
protestaba mientras me esposaban los municipales.
En mi declaración alegué que llevaba tres copas
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa...