Abel Pintos

Doblando la apuesta a la luna,
durmiendo a la orilla del sol,
Pugliese y la buena fortuna,
la lluvia y la imaginación.

Las horas no tienen consuelo
si el sueño no tiene motor,
cruzando un abismo en silencio,
leyendo poemas de amor.

Voy girando sin parar del campo a la ciudad,
de las montañas a las luces del mar.
Sintiendo sin dolor resacas del amor,
que no me matan, me hacen ser feliz.

Soñando sin parar el tiempo de llegar
si cada día despierto en un lugar
distinto para mi, ¡Qué forma de vivir!
Gracias al cielo, te llevo junto a mí.

Doblando la apuesta a la luna
y durmiendo todos los días a la orilla del sol,
Pugliese, querido, es nuestra buena fortuna
y la lluvia, la imaginación.

Y las horas no tienen consuelo,
ansioso de estar en el show,
cruzando un abismo en silencio
y leyendo poemas de amor.

Que voy girando sin parar del campo a la ciudad
de las montañas a las luces del mar.
Sintiendo sin dolor resacas del amor,
que no me matan, me hacen ser feliz.

Soñando sin parar el tiempo de llegar
si cada día despierto en un lugar
distinto para mi, ¡Qué forma de vivir!
Gracias al cielo, te llevo junto a mí.

Girando sin parar del campo a la ciudad,
de las montañas a las luces del mar.
Sintiendo sin dolor resacas del amor,
que no me matan, me hacen ser feliz.

Soñando sin parar el tiempo de llegar
si cada día despierto en un lugar
distinto para mi, ¡Qué forma de vivir!
Gracias al cielo, los llevo, los llevo junto a mí.