Lolita Torres
Beatriz Mariana Torres, artísticamente conocida como Lolita Torres, fue una cantante y actriz argentina. Durante su carrera artística de cincuenta años, incursionó en cine, radio, teatro y televisión. Nació el 26 de marzo de 1930 en Avellaneda, Argentina, y fallece el 14 de septiembre de 2002.
A los 14 años, incursiona como una villana en la película La danza de la fortuna (1944), dirigida por Luis Bayón Herrera y con la protagonización de Luis Sandrini y Olinda Bozán. Luego, un mes antes de que Torres cumpliera 15 años, su madre, Angélica, muere debido a una serie de hemorragias en el hígado producto de una caída (anteriormente le habían extraído el bazo). En 1946, firma contrato con Radiotour para trabajar con Pepe Biondi, actuó en la revista Reunión de estrellas en Paraná y Corrientes, de Carlos A. Petit, y realiza presentaciones en la Isla Suárez, en Brasil.
Dos años después, en 1948, tuvo su primer protagónico cinematográfico en Ritmo, sal y pimienta, que se estrenó en 1951. En aquella comedia, que contenía cuadros musicales, actuó junto a Ricardo Passano (h), quien fue el único actor que la besó en una película, ya que al padre de Torres no le agradaban ese tipo de escenas.8 El escritor Luis Trelles Plazaola sostuvo que la razón del éxito de aquella producción «se debió gracias a la popular Lolita Torres.» A fines de la década de 1940, ya era una figura reconocida y con gran apoyo por parte de la crítica y el público.
Posteriormente, contratada por la empresa General Belgrano, participa en diversos filmes como El mucamo de la niña (1951) y La niña de fuego (1952). Apenas finalizó su contrato con aquella compañía, los hermanos Mentasti la convocaron para que participara en La mejor del colegio (1953), con Nelly Láinez, y La edad del amor (1954), entre otras (muchas de las cuales estuvieron dirigidas por Julio Saraceni y con la actuación de Alberto Dalbes). Desde 1955 a 1958 encabezó películas que fueron dirigidas principalmente a jóvenes y adolescentes: La hermosa mentira, la comedia romántica Novia para dos, Amor a primera vista, con Osvaldo Miranda, y Un novio para Laura .
En 1961, viaja a la Unión Soviética, invitada para participar en el Festival de Cine de Moscú, donde comenzó a adquirir relevancia entre el pueblo ruso. En la URSS tenía popularidad desde años antes, cuando se había estrenado La edad del amor, que fue vista por un millón de espectadores. Además, visitó al país en numerosas ocasiones. Por otra parte, también se presentó activamente en Estados Unidos, Pretoria, Canadá, Cuba, entre otros sitios.
Como cantante, Torres interpretó, por lo general, un repertorio principalmente compuesto por temas musicales españoles, de entre los que se destacan: «Cielo andaluz», «Ojos verdes», «La bien pagá», «Dulce Cataluña», «No me mires más», «Te lo juro yo», «Si vas a Calatayud», «Martirio», «Mala entraña», «Coimbra divina» o «Sevillanas del Espartero». Sobre sus interpretaciones, Miguel de Molina comentó: «Transmitía; impuso un estilo, nadie pensaba en su voz cascadita.» Durante toda su carrera musical, brindó reediciones de «Caminito» y cantó composiciones de autores como Ariel Ramírez, Eladia Blázquez, Silvio Rodríguez, Waldo de los Ríos, Charly García y Víctor Heredia, entre otros. A su vez, ofreció melodías criollas de Polo Giménez y de músicos internacionales, como Sting, cuyo tema «Fragilidad» fue interpretado por Torres. Entre otras tonadas representadas por Torres se hallan «Música en la noche» (de El fantasma de la ópera) o «Memory» (de Cats). Durante sus últimas décadas solía presentarse con Ariel Ramírez y el pianista Oscar Cardozo Ocampo. Ya en los años 1970, decidió cambiar su repertorio centrándose en el tango, uno de sus géneros preferidos; así, versionó algunos temas clásicos como «El día que me quieras», de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, y «Milonga sentimental». El escritor Roberto Blanco Pazos la definió como la «Reina absoluta del género español.»
En el medio televisivo, encabeza el ciclo La hermana San Sulpicio, donde interpretó a una monja y se transmitió por el canal Teleonce. Formó también parte de los elencos de Señorita Medianoche, Como dos gotas de agua, Mariana, Gorrión, Sangre y arena, etc. En teatro protagonizó piezas como Zazá en 1946 y Según pasan los años, de 1968. Con Juan Carlos Mareco y Délfor Medina actuó en la comedia musical Ladroncito de mi alma y con Analía Gadé en Petit Café.
Sus últimas películas, entre 1963 y 1973, tuvieron un modesto éxito en Argentina. Su película preferida, Cuarenta años de novios (1963), de Enrique Carreras, le permitió llevar a cabo un personaje mucho más dramático en comparación con otras caracterizaciones realizadas anteriormente. Su papel ahí significó uno de sus trabajos cinematográficos más importantes. Luego, interpretó a Laura en Pimienta, con Luis Sandrini, donde representó en una escena la canción «La Bamba», de Ritchie Valens. En la década de 1970, solo tuvo dos oportunidades para trabajar en cine; una acompañando a Elena Lucena en Joven, viuda y estanciera (1970) y otra, en Allá en el Norte (1973), filmada en la provincia de Jujuy con guiones de Luis Saslavsky y Abel Santa Cruz.15 Adriana Puiggrós, en uno de sus libros, publicó: «Algunas películas de Lolita Torres así como de la entonces juvenil Mirtha Legrand fueron calificadas como “sólo para mayores”, por ciertas “audacias” no aptas para los jóvenes, aunque “no malas”; ninguna atentaba contra los “valores tradicionales.”»
Con el paso de los años, su trabajo disminuye pero aun así editó dos discos (Recital de 1977 y Hoy de 1988) y participó, junto a Charly García, en el álbum homónimo que el cantante edita en 1990, cantando «Filosofía barata y zapatos de goma». El 19 de mayo de 1992, cumple sus «50 años con el arte» y los celebró con una imponente ceremonia llevada a cabo en el Luna Park, a la cual asistieron Charly García, León Gieco, Jaime Torres, Mercedes Sosa, Antonio Tarragó Ros, Víctor Heredia, Ariel Ramírez, Patricia Sosa, Luis Landriscina, Oscar Cardozo Ocampo, Andrés Percivale y Antonio Agri, quienes le brindaron uno de sus últimos homenajes.
En 1993, conduce por TV su propio ciclo, “Dale, Loly”, una telecomedia transmitida por Canal 9 con el acompañamiento de sus cuatro hijos. El programa se mantuvo solamente durante un mes y medio, ya que debió suspenderlo por problemas de salud: fue operada de cataratas y padeció una angina de pecho. Luego, en el mismo año, tuvo una descompensación cardíaca por la cual debió ser internada y poco después, se le diagnosticó fiebre reumatoidea que derivó en una delicada artrosis generalizada que le producía fuertes dolores y le obligó a reducir notablemente sus actividades y apariciones públicas. Su última aparición fue en 1996, cuando rindió una entrevista a la revista de interés general Caras y aparece, junto a su hijo Diego Torres, en un programa conducido por Julián Weich.
En agosto de 2002, es declarada Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por una iniciativa del diputado porteño Guillermo Oliveri, que destacó «la calidad humana y profesional de la señora Torres, que son amplias y reconocidas tanto en el ámbito nacional como en el internacional». El acto se llevó a cabo en el Salón Dorado de la Legislatura comunal y contó con la presencia del esposo de la actriz, Julio Caccia, su hijo Marcelo, Jorge Barreiro, Osvaldo Miranda, Jorge Luz, Carmen Barbieri, Santiago Bal, Mercedes Carreras y Eduardo Bergara Leumann, sin la participación de Torres, ausente por su enfermedad.
Fallece el 14 de septiembre de 2002 a los 72 años de un paro cardiorrespiratorio en el Hospital Español, donde se hallaba internada desde hacía tres semanas, a las 9.20 h.20 Sus restos fueron inhumados a las 10.30 h del día siguiente en el Panteón de la Asociación Argentina de Actores del cementerio de la Chacarita, ante una gran multitud que se acercó para darle el último adiós. A su funeral, asistieron Osvaldo Miranda, Miguel Ángel Rodríguez, Jorge Barreiro, Carmen Barbieri, Santiago Bal, Pinky, Rolo Puente, entre otros. Luego de enterarse la noticia de su muerte, su esposo, Julio Caccia, sufrió una descompensación cardíaca y debió ser internado en terapia intensiva.
En 2005 la Fundación Konex le confiere un Diploma al Mérito post mortem por su larga trayectoria como cantante de pop/balada.
Sin lugar a dudas, Lolita Torres fue una artista argentina que dejó un gran legado musical.