Artista

Walter Bordoni

ALTER

2006

13 COMO EL UNO Y EN EL ARCO

El sueño de crecer y atajar en el estadio. Mis familias materna y paterna me tironeaban para ver si salía bueno, claro, desde el punto de vista respectivo de cada una. “Pero no seas pastelero, decidite: ¿de Peñarol o de Nacional?” Mis 8 años andaban a los barquinazos entre ambas veredas. Y la vieja Spika atrincherada detrás de su forro de cuero marroncito también polarizaba las opiniones en un fatal blanco o negro: la barra se preguntaba: ¿Solé o Heber Pinto?, ¿Spencer o Artime? , y sobre todo para mí que me empeñaba en ser golero ¿Manga o Mazurkiewicz? . Con el paso del tiempo opté por el más grande, y que me disculpe el meta pernanbucano que vuela y atrapa y se hace un ovillo. No puede haber dudas, con el 1 y en el arco el gran Ladislao, aquella paloma negra que siempre lograba detener el balón y el tiempo suspendido mágicamente en el aire. Claro, elegir un referente, así sea el mejor del mundo (y el chiquito probablemente lo era) no garantiza ningún éxito. Mi carrera deportiva no prosperó, supongo que por la aparición de la miopía o por no haber pasado el metro sesenta y poco o andá a saber que otra cosa. Años después yo miraba con indisimulada ansiedad que pasaba con mi hijo Santiago que, antes de haber cumplido los cinco años, insistió en ponerse el buzo y los guantes y bancar el ataque rival una tarde de lluvia en la canchita que está frente al cementerio del Buceo. Digamos que por un rato me convertí en otro viejo nabo que espera que los hijos pasen por arriba de las frustraciones paternas. Digamos también que ese día el Santi se atajó todo.